El power posing (postura de poder) es un concepto que no deja de sorprender por su impacto en nuestra vida cotidiana.
Que el lenguaje corporal nos influye de manera inconsciente no es un misterio para nadie. Nuestros gestos y movimientos son una poderosa herramienta de comunicación.
El lenguaje corporal tiene un gran impacto en nuestra sociabilización y es un elemento identificativo de emociones para las personas que nos ven. Lo que quizás te resulte más sorprendente es descubrir que nuestros movimientos corporales tienen un gran poder sobre nuestra propia percepción, y pueden ayudarnos a aumentar nuestra autoestima y a mejorar nuestro rendimiento mental.
El “power posing” es el estudio que demuestra que la postura altera nuestra fisiología y estado emocional. Se ha comprobado que los cambios en el cuerpo provocan respuestas químicas que generan alteraciones hormonales, perceptivas y conductuales.
Las poses en las que mostramos los brazos separados del cuerpo o que hacen que adelantemos nuestro tronco (por ejemplo, poner las manos en la nuca o apoyarnos en la mesa con los brazos firmemente extendidos) son las denominadas poses de poder. Al igual que en el mundo animal, estas poses buscan exponer y expandir nuestro tamaño, actuando como una herramienta de dominación.
El primer gran cambio es que, cuando adoptamos poses de alto poder, segregamos más testosterona y disminuimos los niveles de cortisol (hormona del estrés).
Así, una simple pose nos ayudará a ganar autoconfianza de una manera segura, cómoda y sencilla.