Cuando hablamos de adicciones, solemos centrarnos únicamente en la sustancia o conducta problemática. Sin embargo, el impacto de la adicción va mucho más allá: el cuerpo también se ve afectado y, muchas veces, se convierte en el portavoz del sufrimiento emocional. Este fenómeno se conoce como somatización y adicciones.
La somatización y adicciones están estrechamente relacionadas, ya que emociones como la ansiedad, la tristeza, la culpa o la rabia pueden manifestarse en forma de síntomas físicos durante el proceso de recuperación.
Señales físicas de la somatización y adicciones
Durante el tratamiento, especialmente en las primeras fases de abstinencia, es común que aparezcan síntomas físicos que reflejan emociones no expresadas:
- Dolores de cabeza recurrentes
- Problemas digestivos
- Contracturas y tensiones musculares
- Insomnio o sueño poco reparador
- Fatiga persistente
Estos síntomas no siempre tienen un origen médico claro, pero sí un vínculo emocional que merece ser escuchado. Ignorarlos puede generar frustración y aumentar el riesgo de recaída, dificultando la recuperación integral.
Cómo abordar la somatización en el tratamiento
Reconocer y atender la somatización y adicciones permite un enfoque más completo y saludable del proceso de recuperación. En Centro Ginesta, trabajamos para que nuestros pacientes:
- Aprendan a identificar sus síntomas y comprender la emoción subyacente.
- Incorporen herramientas de gestión emocional que alivien la tensión sin recurrir al consumo.
- Descubran prácticas saludables para cuidar el cuerpo: respiración, relajación, movimiento, descanso y autocuidado.
- Puedan vivir la recuperación de manera integral, atendiendo mente, cuerpo y emociones.
Dejar de consumir no es solo abandonar la sustancia: es reaprender a escuchar lo que el cuerpo y las emociones necesitan decirnos, integrando bienestar físico y emocional en el proceso de recuperación.
